miércoles, junio 10, 2009

El crítico de cómics



¿Alguna vez has conocido a alguien como yo? No te apresures a responder "no" porque, lo creas o no, hay millones de personas como yo ahí fuera o, como mínimo, miles. Quién sabe, tu cartero podría ser uno de nosotros, o tu barbero. O incluso tal vez ese veterano de guerra tartaja que se mea encima y vive a la vuelta de la esquina.

¿Y quiénes somos "nosotros"? Somos los que invertimos una parte importante de nuestra energía intelectual en el estudio de ese lenguaje pictográfico popular que vosotros, los profanos, conocéis como "cómics".

¿Y qué son los cómics exactamente? La palabra en sí exige ciertas dosis de ironía por parte del que la usa (aunque personalmente la considero superior a "novela gráfica", ese vulgar eufemismo creado por el marketing). Los especialistas han debatido la cuestión terminológica durante años (tengo mi nomenclatura preferida), pero aún no han alcanzado un consenso (gracias a los esfuerzos de unos cuantos trogloditas muy tercos).

¿Són los cómics una forma de expresión válida? Me temo que el jurado aún está deliberando. Algunos consideran que la combinación de imagen y escritura (los símbolos pictográficos de las historietas con las letras que forman las "palabras") es una especie de impureza incómoda, mientras que otros no le dan tanta importancia.

Dejando a un lado esta supuesta incomodidad, quizá en ese cisma se sustentan los cimientos de lo que da a los "cómics" su resistencia como forma vital: mientras que la prosa tiende hacia la "interioridad", cobra vida en la mente del lector, y el cine gravita hacia la "exterioridad" del espectáculo existencial, quizá los "cómics", al abarcar tanto la interioridad de la palabra escrita como la fisicidad de la imagen, reproducen con mayor rigurosidad la verdadera naturaleza de la conciencia humana y la lucha entre autodefinición privada y la "realidad corpórea".


Daniel Clowes - Ice Haven

Ilustración de Daniel Clowes.



Cositas que me gustan:

"No me digas que no hay nada más triste,

una tienda de animales,
es mucho más triste.
Con los perros en sus jaulas,
dando vueltas
y los gatos dando vueltas, en sus jaulas.
No hay nada más triste que una tienda de animales."


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