domingo, enero 03, 2010

El zopilote



¿Media hora o una hora? Con lo que llevaba de marcha ya hubiera vuelto acompañado de la comadrona y atendido a la parturienta. El cielo se nublaba. Un soplo helado sacudió su cuerpo. Que no fuera a llover porque entonces sería peor para la Chepa. ¿Quién por lo menos la sacaría del rancho viejo que amenazaba caerse para pasarla al nuevo, aún no terminado pero seguro?... Que no fuera a llover, pero de pronto, una recia tormenta con fuertes vientos y agresivos rayos azotó la tierra y en pocos minutos ahuyentó la escasa claridad. Instintivamente se tiró al suelo y se ocultó detrás de una gran piedra.
- ¡Indio cabrón, ónde estás! ¡Contestá o disparo!
Sintió miedo, pero el gusanito de una angustia distinta seguía carcomiendo su mente. Se deslizó a gatas rápidamente y cuando creyó estar a regular distancia echó a correr.
-¡Ajá, ya te vi! ¡Alto o disparo!
Ni oyó la detonación, ni sintió el chorrito caliente que manaba de sus espalda. Cayó de bruces, golpeadamente como aguacate maduro, muerto.



***


A los pocos días una espiral de zopilotes, caracol de luto, descendía del cielo, penetraba entre el monte y se posaba sobre un aplastado rancho para iniciar el festín de la carne podrida de una mujer joven y un niño, unidos por el cordón umbilical.

Luis de Lión - Los zopilotes y Su segunda muerte. Cuentos


Cositas que me gustan:

"Yo podría darte todo el universo

Todo el universo para mi es pequeño
No lo ves
Si tú no estás
No puedo"








No hay comentarios:

Publicar un comentario

Expulsa tu comentario aquí: