lunes, marzo 05, 2012

Swinging feet


Pero Smith, a pesar de que era el verdadero asesino, despertaba en él otra reacción. Había algo en él, un aura de animal exiliado, de criatura herida, que el detective no podía dejar de ver. Recordaba su primer encuentro con Perry en la sala de interrogatorios de la policia de Las Vegas: aquel enano sentado en la silla metálica, con sus diminutos pies metidos en unas botas que no llegaban al suelo. Y ahora, cuando Dewey volvió a abrir los ojos, fue aquello lo que vio, los mismos diminutos pies que colgaban oscilantes.



Coplillas que me gustan:

Tu voz me sacaba del catre,
me decía que fuera,
tu voz me sacaba del catre,
yo atravesaba Alicante,
diez tierras que hubiera delante
conocerían mi espada.

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