–¿Por qué es tan complicado? –pregunté a Janine que, una vez más, asistía a mi vieja teoría de lo bonito que sería este mundo si se pudieran proponer relaciones íntimas con la misma naturalidad con la que se pregunta la hora o se comenta el tiempo. Ella me escuchaba atentamente, dejaba que me desahogara con ganas y, tras una pausa, soltaba uno de sus haikus:
–Si el amor no fuera complejo, Marvin Gaye nunca habría sido músico.
"And now another clue, I would ask
if you could help me out
it's hard to understand
cause when you're really by yourself
it's hard to find someone to hold your hand"
–¿Sabíais que el alcalde La Guardia una vez leyó cómics por radio a los neoyorquinos? Es cierto fue durante una huelga de distribuidores de periódicos en el 45. Fiorello no quería que los chicos tuvieran que pasar sin su Dick Tracy por culpa de unos cuantos adultos que no se ponían de acuerdo así que... Lo siento estoy divangando, ¿verdad? Últimamente me pasa siempre.
Había
también cassettes vírgenes, que eran mucho más recatadas. Tenían
algo muy intrigante, un papelito satinado con unas pegatinas que
guardábamos como si en un futuro las pudiéramos vender en el
mercado negro. Jamás quedaban bien en la cinta porque uno ponía la
pegatina primero y luego escribía. ¿Por qué?, porque las ansias de
pegar son muy superiores a las de escribir. Por eso se están
extinguiendo las cintas y por eso se extinguirá el mundo. Porque la
gente prefiere pegar a escribir.
En todas las habitaciones, de todos los edificios, de toda Corea del Norte, hay colgadas en una pared, las fotos de papá Kim y de su retoño.
Excepto en los váteres, of course.
Y cómo "Kim Il-Sung, es Kim Jong-Il y Kim Jong-Il es Kim Il-Sung", todo está hecho para que se confundan. Al padre le han quitado los cabellos grises y el tumor que le deformaba la nuca. Al hijo le han quitado las gafas y lo han adelgazado un poco.
Misma talla, misma edad, mismo traje.
Así nada cambia para el régimen, siempre es la misma cabeza la que dirige el país. Única y exclusiva dinastía comunista de todos los tiempos.
Dos pequeñas observaciones adicionales que me han proporcionado mis pausas para el café. Los cuadros, situados siempre a buena altura, tienen un canto más ancho arriba que en la base.
Por una parte, eso permite eliminar los reflejos molestos que impedirían contemplar el sol del Siglo XXI y a su venerable progenitor. Y por otra parte, la inclinación provoca un cara a cara que aumenta la intensidad de la mirada.
Un detalle que no habría dejado de agradar a Mister George...
Pero Smith, a pesar de que era el verdadero asesino, despertaba en él otra reacción. Había algo en él, un aura de animal exiliado, de criatura herida, que el detective no podía dejar de ver. Recordaba su primer encuentro con Perry en la sala de interrogatorios de la policia de Las Vegas: aquel enano sentado en la silla metálica, con sus diminutos pies metidos en unas botas que no llegaban al suelo. Y ahora, cuando Dewey volvió a abrir los ojos, fue aquello lo que vio, los mismos diminutos pies que colgaban oscilantes.
Tu voz me sacaba del catre, me decía que fuera, tu voz me sacaba del catre, yo atravesaba Alicante, diez tierras que hubiera delante conocerían mi espada.
Nada importa, pues, mas que no seguir como ovejas, el rebaño de los que nos preceden, yendo así, no a donde hay que ir, sino a donde se va. Y ciertamente nada nos envuelve en mayores males que acomodarnos al rumor, persuadidos de que lo mejor es lo admitido por el asentimiento de muchos, tener por buenos los ejemplos numerosos y no vivir racionalmente, sino por imitación. De ahí la aglomeración tan grande de personas que se precipitan unas sobre otras. Lo que ocurre en una gran catástrofe colectiva, cuando la gente misma se aplasta, nadie cae sin arrastrar a otro y los primeros son la perdición de los que siguen, puedes verlo suceder en toda vida; nadie yerra por su cuenta, sino que es causa y autor del error ajeno.