Sólo Lennie estaba en el granero; Lennie se había sentado en el heno junto a un cajón y bajo un pesebre situado en el extremo de granero no ocupado todavía por el heno. Lennie, sentado sobre el heno, miraba a un perrito muerto que yacía frente a él. Lo miró largo rato, luego extendió su enorme mano y lo acarició de la cabeza a la cola.
Lennie dijo suavemente al cachorrito:
- ¿Por qué has tenido que morirte? No eres tan pequeño como los ratones. No te pegué muy fuerte.
Dobló hacia atrás la cabeza del cachorro y siguió hablándole:
- Ahora quizá George no me deje cuidar los conejos, si descubre que has muerto.
Excavó un hueco en la paja, metió en él al cachorrito y lo cubrió con heno hasta ocultarlo; pero siguió mirando el montículo que había hecho.
- Esto -continuó- no es algo tan malo como para tener que esconderme en el matorral. ¡Oh, no! No es para tanto. Le diré a George que te encontré muerto.
Desenterró el cachorro y lo inspeccionó, y volvió a acariciarlo desde las orejas a la cola. Y continuó hablando acongojado.
- Pero lo va a saber. George siempre sabe. Me dirá: "Tú lo mataste. No trates de engañarme". Y dirá: "Ahora, no vas a cuidar de los conejos".
De pronto, explotó su ira.
- ¡Maldito seas! -exclamó- ¿Por qué has tenido que ir y morirte? No eres tan pequeño como los ratones.
Levantó el perrito y lo arrojó a lo lejos. Le volvió la espalda. Se sentó, muy inclinado el busto sobre las rodillas, y murmuró:
- Ahora no dejarán que cuide de los conejos. Ahora George no me dejará.
Se inclinó hacia delante y atrás, meciéndose en su desventura.
Fotograma de la película "De ratones y hombres" dirigida por Gary Sinise
Cositas que me gustan:
"You're a long way from home,
through the dark littered town.
The hospital looms,
The hospital looms,
as we walk Fleet Road"
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