sábado, febrero 20, 2010

Bocata británico


Por alguna razón, los bares próximos a las estaciones siempre tienen algo de sombrío, una clase muy especial de desaliño, una particular palidez en las empanadas de cerdo.
Pero peor que las empanadas de cerdo, son los bocadillos.
En Inglaterra persiste la sensación de que preparar un bocadillo interesante, atractivo, o apetitoso es algo pecaminoso que sólo los extranjeros hacen. "Que sean secos", es la consigna oculta en alguna parte de la conciencia colectiva nacional, "que sean como de goma. Si queréis que los puñeteros bocadillos estén frescos, lavadlos una vez a la semana."
Tomando bocadillos en los bares los sábados a la hora de comer, es como los británicos intentan expiar sus pecados nacionales, cualesquiera que sean. No tienen nada claro qué clase de pecados son, y tampoco quieren saberlo. Ese es el tipo de cosas que uno no quiere saber. Pero sean los que sean, quedan ampliamente purgados por los bocadillos que se obligan a comer.
Si hay algo peor que los bocadillos , son las salchichas que siempre se encuentran a su lado. Cilindros sin alegría, llenos de cartílagos, que flotan en un mar de algo caliente y triste, con un alfiler de plástico en forma de gorro de jefe de cocina: en recuerdo, podría pensarse, de algún cocinero que odiaba al mundo y murió olvidado y sólo entre sus gatos en una escalera de servicio de Stepney.
Las salchichas son para quienes saben cuáles son sus pecados y desean expiar alguno en concreto.


Imagen: Fotografía de la "British Airways Sandwich Box" por Oliver John Dewar


Cositas que me gustan:

"Le enseñaré el fuera de juego a mis nuevas amantes
Como ya hice contigo mucho antes
Buscaré a la maga en otro café"

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