La encontraron después del loo, sentada y profundamente dormida bajo un sol feroz en el terreno de los pavos de la viuda Aurangzeb, una figurita encogida que roncaba suavemente en medio de los cadáveres de las aves. Sí, estaban todos muertos, cada uno de los doscientos dieciocho pavos de la soledad de Clavelitos, y la gente se sobresaltó tanto que olvidaron retirar los cadáveres durante un día entero, dejando que las aves muertas se pudrieran en el calor y en la penumbra crepuscular de la tarde y bajo las estrellas ardientes como el hielo, doscientos dieciocho que jamás llegarían a un horno o una mesa de comedor. Sufiya Zinobia les había arrancado la cabeza y luego había hundido las manos en sus cuerpos para sacarle las entrañas por el cuello con sus manos diminutas e inermes.
Cositas que me gustan:
"This is when your flesh
Crimson and pale
Withers behind the blackened veil"
Withers behind the blackened veil"
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